Soutine y el retrato expresionista.
"Seis cuadros. Un concepto".
Rasgos grotescos, pincelada enérgica, colores furiosos y distorsión emotiva. La obra ya no representa lo que se ve sino lo que siente el artista. Es evidente que a Soutine no le interesa retratar facciones sino los miedos, la melancolía, la angustia existencial, las miserias y las grandezas que las personas arrastran. Y sucede entonces la magia del arte: cuanto más deforma sus figuras, las vuelve más reales, más humanas.
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