Claroscuro.

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Claroscuro.

Es la técnica por excelencia del Barroco, un período al que podría definírselo con una palabra: contrastes.

El claroscuro consiste en un fuerte contraste entre luces y sombras. Distintos volúmenes son iluminados o ensombrecidos con exageración para destacar con énfasis algunos elementos, fundamentalmente el punto de mayor tensión de la pintura.

Las obras del Barroco están recargadas de dramatismo (como contraposición a la “paz y armonía” reinantes en las obras del Renacimiento), y esta técnica es ideal para generar este clima que con tanta maestría logran Caravaggio y Rembrandt.

Cuando el claroscuro es implementado de manera extrema y bien dramática (sólo se ilumina la figura principal o pocos elementos de la escena retratada), se lo denomina tenebrismo.

Si nos detenemos frente a una pintura en la que lo primero que nos llama la atención es esta técnica, podemos arriesgar con pocas probabilidades de equivocarnos que se trata de una obra del Siglo XVII, perteneciente a un artista barroco.

Imagen: La joven de la perla (1665/67). Vermeer.

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Caravaggio y el tenebrismo, el claroscuro llevado al extremo de contraste y tensión dramática.

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