La persistencia de la memoria.

Cuadros fundamentales para entender la historia de la Pintura.

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La persistencia de la memoria (1931). Salvador Dalí.
Óleo sobre tela. 33 cm x 24,1 cm.
Moma. Nueva York, Estados Unidos.

 

Perturbador, excéntrico, controversial, provocador, admirable para muchos y de una arrogancia desagradable para muchos también, Dalí es el artista llevado al extremo. Él va más allá de crear un universo: él es el centro del universo.

Él mismo reconoce en sus Confesiones Inconfesables que para vencer su timidez patológica adopta desde muy pequeño una actitud fuertemente exhibicionista. Y su estrategia funciona, llevando a su vez su autoestima hasta las nubes.

Asociado un tiempo al movimiento surrealista, no puede con su genio y contra el “automatismo psíquico” él desarrolla un método propio. Lo llama “método paranoico-crítico”, y lo define como un sistema espontáneo de conocimiento irracional, “basado en la asociación interpretativo-crítica de los fenómenos delirantes”.

Dicho en palabras simples: interpreta la realidad o su visión de las cosas con asociaciones delirantes. Y un gran ejemplo de ello es esta obra, donde para explicar su visión del tiempo como algo psicológico, asocia al tiempo con el queso camembert.

El cuadro de “los relojes blandos” es una alegoría de la desintegración del presente y de la materia (esa masa blanda que vemos debajo de uno de los relojes, si la miramos bien descubriremos, o al menos sospecharemos, que es el mismísimo Dalí desintegrándose).

El mito es que el “delirio” que gesta esta obra proviene de las alucinaciones que le provoca el haberse comido el mencionado queso camembert. Sea así o no, Dalí comenta: “Podéis estar seguros de que mis famosos relojes blandos no son otra cosa que el queso camembert del espacio y el tiempo, que es tierno, extravagante, solitario y paranoico-critico”.

Se haya devorado el personaje al artista, o haya sido Dalí un verdadero delirante con una gran técnica pictórica, es curioso lo que escribe en su diario Freud sobre él después de conocerse personalmente (recordemos que los surrealistas, que se sumergen en las profundidades del inconsciente, consideran a Freud como su guía):

“Hasta entonces me sentía tentado de considerar a los surrealistas, que aparentemente me han elegido como santo patrón, como locos integrales (digamos al 95%, como el alcohol puro). Aquel joven español, con sus espléndidos ojos de fanático e innegable dominio técnico, me movió a reconsiderar mi opinión”.

 

Si quieres leer sobre temas relacionados, te recomendamos algunos links:

El método paranoico-crítico de Dalí en 6 cuadros.

Un breve paseo por la mente de Dalí.

El surrealismo.

La pintura metafísica, inspiradora de los surrealistas.

El MoMA, en 10 cuadros.

El Museo Reina Sofía, en 10 cuadros.

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2 comentarios

Judith · 22 junio, 2020 a las 9:15 pm

Me encanta casi toda su obra, porq fue mas alla”, los enormes naipes, las pequeñisimas joyas, en plata, oro y rsmaltes.,juegos de te.Su extravagante palacio en Figueres poco antes de ir a morir a Cadaques. Lugar bellisimo, fue un esteta hasta p/morir!!

Patricia Romero Suazo · 30 agosto, 2019 a las 6:03 pm

Me gusta la pintura de los relojes.

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