Matisse en Niza.
“Seis cuadros. Un concepto”.
En 1917, Matisse se instala en Niza y comienza una nueva etapa en su vida y su obra, que se aleja del fauvismo, que abandona los colores estridentes y los contrastes violentos. Allí pinta esta serie de de interiores íntimos, con ventanas que dan al sol del Mediterráneo.
Si bien obviamente Matisse utiliza un lenguaje moderno, en esta serie percibimos una armonía, una clima sereno, un ambiente delicado, que le dan a la obra un tono más acorde a lo clásico que al frenesí, a la euforia de las vanguardias.
No es casualidad que esta nueva inquietud, esta nueva búsqueda del artista, coincida con esa corriente que se da en grandes vanguardistas y que se suele llamar “la vuelta al orden” (donde se aprecia un alejamiento de las vanguardias para refugiarse por un tiempo en el espíritu de lo clásico -tampoco es casualidad que esta corriente se dé al terminar el horror y la locura de la Primera Guerra Mundial).
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