Casa amarilla.

Casa amarilla con árboles nevados.

Historias detrás de las obras de arte.

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Una casa amarilla, el amor de Gabriele Münter y Kandinsky, y el nacimiento de El Jinete Azul.

 

Casa amarilla con árboles nevados (1909). Gabriele Münter.

 

Hay una casa amarilla que Gabriele Münter pinta una y otra vez. Es una casa que ella misma ha comprado y que será testigo de acontecimientos valiosos para la historia del arte.

Münter es alumna de Kandinsky en Múnich. Y aunque él es casado, eso no es barrera para que maestro y alumna se enamoren, vivan una intensa relacion que incluye viajar mucho juntos y, al volver (en 1909), ella compre en Murnau (cerca de Múnich) la casa amarilla para pasar juntos los veranos.

La casa amarilla es una casa de pintores, y ellos la pintan por fuera y por dentro, pero también pintan sus muebles, la escalera y hasta los utensilios de cocina.

llí en Murnau, la pareja suele encontrarse con otra pareja de artistas: Marianne von Werefkin y Jawlensky. Y la casa también es punto de encuentro con Franz Marc, August Macke y el músico Arnold Schönberg. Y en esos encuentros se va gestando El Jinete Azul (lo fundan en 1911).

Cuando estalla la Primera Guerra Mundial (1914), termina la historia de amor pero no termina la historia de la casa amarilla.

Como Kandinsky es ruso, y Rusia es potencia “enemiga” de Alemania, ambos se marchan del país y pronto sus caminos se separan.

Kandinsky termina en Moscú y allí enviuda y se vuelve a casar (en 1921). Desde la separación y más aún con esta noticia que la llena de tristeza, Gabriele Münter ya casi no pinta.

Recién sobre el final de la década del veinte, la artista vuelve a pintar con entusiasmo y, en 1932, regresa a Murnau donde vivirá con un nuevo amor.

Y es ahí, en esa misma casa, donde esconde de los nazis la más grande colección de arte expresionista que existe. Recordemos que, a partir de 1937, los nazis declaran “arte degenerado” al arte de vanguardia. A la propia Gabriele Münter le clausuran una muestra y la proscriben (la prohíben).

La mayoría de los cuadros que esconde, y que los nazis no pueden encontrar por más que revisan la casa en varias ocasiones, son cuadros de Kandisnsky y de los otros pintores que frecuentaban la casa amarilla y que conformaron El Jinete Azul (a pesar de vivir una situación económica difícil por estar proscripta, ella no venderá ninguno de los cuadros para regalar la colección entera a la ciudad de Múnich).

Y allí vive hasta el final, en esa casa que ella misma ha pintado y a la que ha llenado de historia.

 

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Diógenes y el cinismo.

Vermeer y la cámara oscura.

El Objeto indestructible, de Man Ray.

El hombre de Vitruvio.

La primera exposición impresionista.

Caravaggio y su cuadro Santa Catalina de Alejandría.

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