Murillo.
Cuadros Fundamentales para entender la historia de la Pintura.
La Inmaculada Concepción de los Venerables (1678). Bartolomé Esteban Murillo.
Óleo sobre Tela. 274 cm x 190 cm.
Museo del Prado. Madrid, España.
Murillo es un pintor barroco, pero en cuadros como éste anticipa la llegada del rococó (en la historia del arte se ubica al rococó en el siglo XVIII, y este cuadro es pintado tres décadas antes).
Murillo, antes de llegar a esta obra, ha tenido un período muy “barroco” (tal es así que es considerado referente de ese movimiento en España) donde utiliza el recurso llamado “tenebrismo”: contrastes extremos de luces y sombras para generar un efecto teatral, dramático.
En esta etapa de su carrera, empieza a trabajar con transparencias y sutiles gradaciones de luz y otros efectos luminosos con los que consigue crear atmósferas únicas. Para ello aplica con virtuosismo una pincelada suave y suelta, y una paleta de colores rica aunque delicada.
Tierno, amable, sentimental, Murillo se aleja con esta obra de la teatralidad brutal y dramática del Barroco.
Y nos anticipa el rococó por la dulzura, por la delicadeza, por la gracia. Y también por esos tiernos angelitos amontonados que crean un efecto decorativo (lo “decorativo” es algo muy de ese movimiento que está por llegar).
Una anécdota de color: éste fue el cuadro que en su momento (1852, cuando lo compra el Louvre -luego regresará a España) fue el más cotizado de toda la historia, o al menos la obra comprada por la cifra más alta pagada alguna vez.
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Y luego llegará la reacción contra el rococó: la pintura neoclásica.
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